Los cuerpos y el agua

El agua es lo que hacemos de ella.

"Como demuestra convincentemente el geógrafo Jamie Linton, la idea del agua como algo que “puede y debe considerarse aparte de (sus) relaciones sociales y ecológicas” es un fenómeno relativamente nuevo. El agua se expresó por primera vez como la fórmula química H2O en el siglo XVIII, y se reconoció como una sustancia que anima el ciclo hidrológico con el surgimiento de las ciencias hidrológicas en el siglo XIX, momento en el que pudimos concebirla como algo que se abstrae de los cuerpos y los ambientes. Linton llama a esto “agua moderna”, indexando tanto una visión histórica como el positivismo cientificista ilustrado que propugna esta comprensión del agua. En la genealogía de Linton, el agua moderna es “la forma dominante o natural de conocer o relacionarse con el agua, que se origina en Europa occidental y América del Norte, y que opera a escala global a finales del siglo XX”. Desde este punto de vista, el agua está desterritorializada, “sin lugar”. “Toda el agua se da a conocer como una cantidad abstracta, isomórfica y mensurable”, toda reducible a esa unidad fundamental H2O. Y, como nos recuerda Linton (basándose en el trabajo de David Harvey), al igual que los discursos hegemónicos, la “naturalidad” del agua moderna como abstracción se reproduce a través de las mismas ideas, instituciones y mecanismos que instala en primer lugar."

Extracto de Astrida Neimadis, Bodies of Water, Posthuman Feminist Phenomenology, Bloomsbury, 2019, p. 19-20